Como decía en el apartado de Conoce mis proyectos, mi forma de trabajar está basada en un poco de teoría y un mucho de empirismo; nada como experimentar y comprobar dónde te equivocas, analizar el motivo, intentar corregirlo y volver a intentarlo. Para esa empresa, nada mejor que elaborar soportes de la pasta que estoy utilizando, en este caso más reciente, una porcelana muy suave para el torno y de una dureza importante una vez cocida a 1.275ºC.
Al principio, realizaba lo que los ceramistas llamamos tejuelas, de formato muy variable, y sobre soportes bastante heterogéneos. Pero luego observé cómo trabajan algunos de los grandes maestros de las cristalizaciones y, pensando que siempre hay que “ caminar a hombros de gigantes ” que dijo Isaac Newton, decidí que iba a fabricar unas cúpulas de tamaño medio porque su forma me permitía conocer el comportamiento del esmalte en una superficie casi horizontal como el el cierre de la cúpula, así como el la pared vertical donde los cristales son tan aficionados a modificar su forma y estructura. Así que ya he comenzado mi pequeña colección de cúpulas de ensayo. El problema será pensar cómo las organizo para que no ocupen demasiado espacio físico pero esté siempre disponibles para la consulta. Es absolutamente necesario revisar una y otra vez cómo se comportó aquel esmalte con aquella curva de temperatura, y qué pasó para que sólo se formasen cristales en una zona de la cúpula.
En fin, este será el misterio indómito de las cúpulas cristalinas.