Conoce el proyecto Urcilla
Sobre mí
Soy Francisco José Montalbán Rodríguez, la persona que hay detrás de Urcilla, un taller de cerámica ubicado en Calarreona, a las afueras de Águilas ( Murcia-España ). Soy aficionado a la lectura, a la buena música, a la fotografía y a la Astronomía. Todas las fotografías son de mi propia autoría. Aquellas en las que aparezcemos mis manos o yo han sido realizadas por mi gran amigo y excelente fotógrafo, Rafael Morosoli.
Con una trayectoria de varias décadas en el mundo de la cerámica, dedico una importante parte de mi vida a la creación de piezas únicas que reflejan mi pasión por el arte y el respeto a la tradición así como el anhelo de renovar formas y estilos.
Cada pieza cuenta una historia
Desde mi taller, no sólo intento crear cerámica artesanal de alta calidad, sino también avanzar en el conocimiento de los materiales y los procesos cerámicos para dominar un oficio milenario que reúne el poder de los cuatro elementos : aire, agua, tierra y fuego.
En Urcilla, cada pieza cuenta una historia. Ya sea una taza, un jarrón o un plato, mis creaciones están impregnadas del amor por la cerámica y un gran deseo de profundizar en nuevas técnicas. Mi trabajo es una celebración de la belleza en lo cotidiano, y mi objetivo es animarte a que un pedazo de mi arte viva en tu hogar.
Conoce mis proyectos
En la actualidad he recuperado 4 proyectos que estuvieron en el cajón de la maduración durante 3 décadas, y a los que dedico todo el tiempo de mi trabajo en el taller y algunas horas de estudio teórico.
Como decía Antonio Machado en su Retrato :
“ Mi historia, algunos casos de recordar no quiero…”
Y así es en mi caso. Mi aventura surgió de un modo espontáneo, nunca tuve tradiciones familiares vinculadas con las artes plásticas. Con 15 ( 1975 ) años me surgió el insospechado deseo de curiosear el mundo del barro. Sin entrar en detalles, diré que, de un modo prácticamente autodidacta, llegué hasta 1983 por un camino de errores y aciertos que es el más certero para un aprendizaje práctico de un oficio o cualquier disciplina.
Luego sobrevino un tiempo negro donde el barro quedó aparcado con un hasta luego, pero no un adiós ( ese caso que recordar no quiero )
Y ahora, en 2013, 30 años después, la vida me ha ofrecido el regalo casi crepuscular de un reencuentro placentero, lleno de emociones y momentos de impagables satisfacciones, con el barro.
En aquella época donde yo iba descubriendo los secretos del ancestral oficio del alfarero, andaba con varios frentes abiertos en mis investigaciones. Dejé una casa a medio hacer, dejé los cimientos y los muros exteriores, pero me faltó elevar tabiques, poner ventanas, cubrir la casa y dejarla bonita por fuera y por dentro.
Un desierto de años yermos de arcilla tuve que atravesar y no fue fácil. Pero en la lejanía de mis deseos estuvo siempre la seguridad de que algún día retomaría esa maravillosa experiencia que ofrece el tacto con el barro que rueda en el torno, donde la vida gira dando luz a la belleza humilde de un jarrón o un plato.
Quiero decir que en aquel punto donde dejé mi contacto con la cerámica tenía varias líneas de investigación que quedaron inconclusas. Algunas estaban bastante avanzadas, otras apenas habían dado sus primeros pasos.
Estos son los proyectos que ahora estoy intentando finalizar o, al menos, avanzar de modo importante :
1.- Buscar un barro propio con las mezclas y combinaciones de tierras autóctonas de los terrenos que rodean mi taller. Este objetivo está dividido en dos secciones, una de ellas es la propia búsqueda de un barro para trabajar, pensando principalmente en baja temperatura ( 900ºC-1.000ºC ), y la otra, que es la línea de mayor dedicación, la de utilizar esas tierras ricas y especiales de mi comarca en la formulación de diversos esmaltes de alta temperatura ( 1.250ºC-1.300ºC ).
2.- Avanzar en los primeros escarceos prometedores de cochuras de Raku. Esta es una técnica milenaria coreana y japonesa en la que se deja al fuego un protagonismo muy alto. Es una experiencia excitante y gratificante la de ver que un esmalte será transformado por el fuego en una cubierta bonita pero el humo y la atmósfera reductora acabará decidiendo la magia con la que los óxidos se van hacia el verde o hacia un cobre metálico, sin que nosotros podamos intervenir en ese proceso maravilloso de la materia con el fuego.
3.-Al estar ubicado sobre una antigua ciudad romana, la antigua Urci, los restos cerámicos que han ido apareciendo en las múltiples excavaciones que se han realizado desde el siglo XVIII, han sido los notarios de las diversas épocas de asentamientos en este lugar hoy llamado Águilas. De entre todas las tipologías de restos cerámicos hallados en esta zona, hay una que siempre me ha hechizado, la Tierra Sigilata Hispánica, una forma de piezas de vajilla de paredes finas y normalmente de un color entre salmón/naranja y granate y un tacto sedoso, satinado y ricamente decorado en relieves a veces geométricos y a veces zoomorfos y antropomorfos. En cualquier museo de la zona marcada por la presencia del Imperio Romano abundan los restos de Sigilata.
4.-Desde que en la mítica ( para los ceramistas españoles ) revista CERAMICA, en su número 0 y algunos posteriores, vi un tipo de esmalte llamado de cristalizaciones, se encendió un bombilla en el interior de ese ceramista en ciernes que era yo en el lejano 1978. Como yo en aquella época apenas entendía los esmaltes de baja temperatura sobre arcilla blanca, los procesos complejísimos de la elaboración de los esmaltes cristalinos, su aplicación y, sobre todo, la temperatura y la endiablada curva de temperatura, obviamente reconocía mi imposibilidad de atacar ese campo que en España apenas practicaban entonces 4 o 5 ceramistas. Fue un sueño que durmió en mi interior durante décadas, a menudo descarté que algún día pudiese alcanzar esa quimera, ese sueño guardado en lo más profundo de mi alma de ceramista.
Pues bien, ahora, en 2024, puedo decir con orgullo que estoy trabajando en esos cuatro proyectos, pero con preferencia en los esmaltes cristalinos. También voy avanzando en los procesos originales para la obtención de los acabados de la Sigilata tal y como se hacía en los primeros siglos de nuestra era.
Visita mi Taller
Me complacerá mostrar mi taller y la forma en que trabajo. Si le apetece, puede concertar una visita donde incluso podrá participar en alguna de las fases del trabajo de elaboración de la piezas. Y si le interesa, podrá adquirir alguna obra directamente y con un descuento especial.
El precio de la visita es de 15 € por persona ( Menores de 10 años… 10 € ). La duración será de 1 hora flexible.
El contacto con el ceramista ayuda a comprender la historia que cada pieza nos cuenta. Este es un aspecto que me interesa fomentar para dar a conocer mi trabajo desde el principio hasta el final.
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